Porque el 17 de Octubre formulé mi voto permanente, ante mi propia 
conciencia: ponerme íntegramente al servicio de los descamisados, que 
son los humildes y los trabajadores. Tenía una deuda casi infinita que 
saldar con ellos. Yo creo haber hecho todo lo que estuvo en mis manos 
para cumplir con mi voto y con mi deuda. No tenía entonces, ni tengo en 
estos momentos, más que una sola ambición, una sola y gran ambición 
personal: que de mi se diga, cuando se escriba el capítulo maravilloso 
que la historia dedicará seguramente a Perón, que hubo al lado de Perón 
una mujer que se dedicó a llevar al Presidente las esperanzas del 
pueblo, y que, a esa mujer, el pueblo la llamaba cariñosamente 'Evita'. 
Eso es lo que quiero ser.
 

 
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