
En el Juicio Ético y Político al Grupo Clarín, convocado por la Asociación Madres de Plaza de Mayo el 22 de diciembre de 2011, Hamartia participó como querellante de Cablevisión-Fibertel. La presente nota recoge parte de la investigación que realizamos para el Juicio. En la web está disponible el video de nuestra querella.
¿Por qué tanto ensañamiento con Clarín? ¿Acaso es el único monopolio?
Claro que no. Podríamos dar el ejemplo de las telefónicas, que la
levantaron en pala no sólo acá sino en todo el mundo. Clarín tiene 267
medios de comunicación y el origen de ese poder nos remonta a una
historia para nada feliz. No vamos a meternos ahora con la historia de
Papel Prensa. Todos sabemos por qué y de qué manera Ernestina y Horacio
se quedaron con el monopolio del papel, con el privilegio de ponerle
precio a las palabras. El grupo creció, nunca dejó de hacerlo. Tras la
crisis del 2001, mientras todos quedaron patas arriba Clarín cayó mejor
parado que nunca. Invertir lo que no tenía, endeudarse con bonos a 20
años para ingresar al negocio del cable. Pero cómo, ¿tanto se puede
ganar con un cableado de fibra óptica? Hamartia te cuenta por qué
todavía Clarín es el dueño la pelota.
Todo grupo económico es
predador por naturaleza, y en la medida de sus posibilidades perseguirá
el beneficio propio por sobre el social. Esto es una obviedad. El
monopolio de las telefónicas es producto de las privatizaciones de
Menem, el poderío que hoy les da el tendido del cable, los hace
monopólicos. Es cierto. De hecho ésta es la razón por la cual Clarín
comienza su negocio en el cable. Siempre supo que no era posible
competir con las telefónicas sin tener red propia. Clarín y Telefónica,
compiten en el negocio de internet. Clarín ya tenía distintas empresas
relacionadas con el negocio de internet pero todas tenían que pasar por
la red de las telefónicas (Fullzero, Ciudad, etc). En 1995, antes que
empezara el boom de internet, PRIMA (Primera Red Interactiva de Medios
Argentinos), que posee la licencia para brindar el servicio de internet
para empresas, se convierte en S.A. por un monto de 12 mil pesos. El
presidente de esta empresa es Héctor Magnetto. En 1998, PRIMA fue
adquirida por el Grupo Clarín.
Una de las rivalidades entre
Telefónica y Clarín es el negocio del Triple Play, muy explotado en
Europa pero aún inexistente en Argentina: el sueño de dar televisión,
internet y teléfono por un mismo cable. Las dos han cruzado ese límite
en reiteradas oportunidades. Telefónica tuvo su empresa de cable llamada
Fincable que después vendió. Clarín lo mismo, llegó a manejar el 20% de
CTI (compañía telefónica del interior) que finalmente tuvo que vender
en medio de la crisis del 2001 para bajar sus deudas. Si bien Clarín a
partir de la resolución 146/09 tiene acceso a la venta de telefonía IP,
todavía faltan reglamentaciones para que pueda ser aprobado. A su vez el
negocio del cable está prohibido legalmente para las telefónicas por
eso venden Speedy con DirectTV. Pero Clarín tiene algo que Telefónica
no: 267 medios. Su capacidad de instalar un producto en el mercado lo
hace el grupo económico más poderoso de la Argentina. Si Papel Prensa es
el origen oscuro y perverso de esta sociedad y los 267 medios son la
herramienta que les da un poderío tal que los posiciona como la
principal fuerza opositora a este gobierno.
Menemismo, los primeros multimedios
El primer paso para la creación de multimedios en la Argentina lo da el menemismo con la llamada Ley de Reforma del Estado. “Nada que deba ser estatal permanecerá en manos del Estado”, bien lo definió Roberto Dromi, en ese entonces ministro de obras públicas. Se privatizaron las principales empresas estatales y entre ellas los canales de aire. El dato importante es que en su art. 65 solicita la modificación del art. 45 de la ley 22.285 de radiodifusión de la dictadura para permitir a un medio gráfico tener un canal de televisión. Meses después de reglamentada la ley, a través de la empresa Artear S.A. propiedad de la señora Ernestina De Noble, Clarín compra Canal 13. Lo mismo hacen los Vigil (Editorial Atlántida) que se quedan con Canal 11. En 1991 se firma con los EEUU el Tratado de Promoción y Protección Recíproca de Inversiones. Si bien la Ley de Radiodifusión prohibía el ingreso de capitales extranjeros en ese sector, con el Pacto de Olivos se incorporan los tratados internacionales a la Constitución Nacional y se les otorga jerarquía supra legal.
El principal grupo económico hacia fines de los ‘90 era el CEI, uno de los beneficiados con la privatización de Entel, y para ese momento tenía 12 canales de cable, superando tres veces lo permitido. Antes de terminar su mandato, Menem firmó el decreto 1005/99. Este decreto elevó la posibilidad de tener 4 licencias de televisión a 24. Clarín era el único con posibilidades de impugnar esta maniobra, ya que era una empresa de capitales nacionales y que mantenía en cierta legalidad su posición en el mercado (un canal, una FM, una AM). Pero no hizo nada al respecto porque este decreto lo favorecía doblemente. En su artículo 1ero modificaba el art. 5 de Ley de radiodifusión anulando una deuda con el COMFER de miles de dólares. Y por qué no, también a Clarín le tentaba la posibilidad de tener más canales.
El negocio del cable
Para la Ley de Radiodifusión de la dictadura, votada en 1980, el cable
era denominado “servicio complementario”. En un primer momento el
negocio era simplemente de distribución. En 1985 las empresas eran:
Cablevisión con 18 mil abonados, VCC con 25 mil abonados y en el
interior había unas 40 empresas de cable que sumaban 100 mil abonados.
Ya para 1992 los números habían cambiado. Clarín ingresó al mercado de
la televisión por cable al adquirir el 25% de Multicanal. Al principio
compartió su capital con Telefónica y el CEI. Para 1995 ya tenía el 100%
de las acciones.

Con esa deuda que Clarín y Golmand
Sachs colocaron en el exterior, Multicanal creció. Compraron a sus
competidoras, les sacaron los clientes con el monopolio del fútbol y las
obligaron a vender. La maniobra podría describirse de la siguiente
manera: llegaban a una ciudad y le cedían los derechos de televisación
del fútbol a una de las empresas de cable local, llamémosla empresa A.
De este modo, los clientes se mudaban desde el resto de las compañías de
cable hacia la empresa A. Así llevan a la quiebra a las otras empresas
de cable. Clarín entraba entonces por segunda vez. Compraba a muy bajo
costo las empresas quebradas y luego le quitaba los derechos del fútbol a
la empresa A. Ofrecían el fútbol con sus nuevas empresas recién
adquiridas y repitían la maniobra para fundir a la empresa A,
completando el círculo donde Multicanal empezó con nada y terminó con
todo.
La “crisis”causó dos nuevas muertes
Las consecuencias del endeudamiento no se harían esperar. La continua depresión económica y la abultada deuda hicieron que Clarín entrara en concurso preventivo de acreedores. La imposibilidad de hacer frente a las obligaciones financieras después de la caída de la convertibilidad dejaba la puerta abierta para que los acreedores se quedaran con los activos de las empresas deudoras como Clarín. La deuda de multicanal era de 526 millones de dólares, la mitad de la deuda total del grupo. El hecho de que sus deudas sean en dólares y sus ingresos en pesos los dejó en una situación de extrema debilidad financiera.

La compra de Cablevisión
Hasta el 2005 Clarín fue Multicanal, pero ese mismo año compró el 25% de Cablevisión. De esta manera se volvió parte de su principal competidora. La composición accionaria de Cablevisión pertenecía en un 50 % a Hicks, Muse, Tate & Furst Inc y el otro 50% a Fintech Advisory Inc., ambas de capitales norteamericanos. Fintech le vendió a Clarín la mitad de su paquete, es decir el 25% del total de la empresa. La nueva composición quedaba entonces 50% de Hicks, 25% de Fintech y 25% de Clarín. En el 2006 Clarín aumentó su participación en Cablevisión. Entre Clarín y Fintech compraron las acciones de Hicks, Muse, Tate & Furst. A su vez y en el mismo acto la empresa Cablevisión adquirió el 98,54% de las acciones de Multicanal y el 100% de PRIMA. A partir de la fusión de las dos empresas de cable principales, Clarín se quedó con el 60% y Fintech con el 40%.

El otro organismo en expedirse fue la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia. Con la disidencia de José Sbatella, la CNDC autorizó la fusión condicionada al estricto cumplimento de varias disposiciones. Humberto Guardia, vicepresidente de CNDC y vocal instructor en la causa Cablevisión-Multicanal, las detalla: “Nosotros autorizamos la fusión condicionada a un compromiso que incluía principalmente tres cosas: una inversión en infraestructura, un esquema según el cual se garantizaba que no podían aumentar la tarifa en ciertos lugares del conurbano e interior del país, y darle internet gratis a organismos públicos (escuelas, hospitales, colegios, comisarias). El compromiso es obligatorio, no es optativo”. Se cae de maduro que no cumplieron ninguno de estos compromisos. La fusión, entonces, no está autorizada.
La estrategia de Clarín es la de construir la idea de que el compromiso es voluntario. Guardia es contundente: “El articulo 13 inc. a y b de defensa de la competencia hablan de autorizar y subordinar. Nosotros ponemos en nuestra resolución ’subordinado’. No hay opción. Vos tenés que cumplir con el acuerdo, sino lo cumplís no es que vamos para atrás nosotros, sino que nosotros te auditamos y decimos que no cumpliste. Hicimos una auditoría que tiene 900 páginas. En muchos lados dicen: primero se lo aprobaron y después fueron para atrás. No. Nosotros fuimos auditando lo que tenían que cumplir.”
El control de la grilla
La fusión Cablevisión-Multicanal permitió al Grupo Clarín controlar el 47% de los usuarios por cable. La superposición de licencias producto de
la compra de cables del interior hizo de Cablevisión en muchos lugares
la única voz. Por lo tanto las decisiones que toma respecto de su
grilla, dada su posición monopólica en el rubro, son censura. Controlan
qué se dice y que no. La Ley de Servicios Audiovisuales en cuanto a la
ubicación de los canales en la grilla es clara (art. 65 inc. b.):
“Deberán ordenar su grilla de programación de forma tal que todas las
señales correspondientes al mismo género se encuentren ubicadas en forma
correlativa”. El manejo de la ubicación de los canales no es ingenuo
para Clarín. Al contrario de lo que dice la ley, alejan a la TV Pública
de los canales de aire y ponen a TN entre Telefé y Canal 13, los dos
canales de mayor audiencia, mientras que no quiere hacer ingresar
canales que son públicos y gratuitos.
En actitud discriminatoria
prohiben el acceso de los canales CN23, INCAA TV, PAKA PAKA a su grilla,
aduciendo que son imposiciones del gobierno y que además no tienen
espacio para incluir canales. Gabriel Mariotto desmintió esta acusación:
“Esto es mentira porque las plataformas de distribución de cable están
digitalizadas y pueden recibir más de 250 señales. Hay lugar para que
nadie se quede afuera“. Aunque la compañía incorporó finalmente a la
señal PAKA PAKA, lo hizo en el canal 80 y sólo para quienes tienen
acceso al paquete Premium, que son poco más de 741 mil usuarios, cifra
que representa sólo al 24,7% del total.
El caso del periodista
misionero Marcelo Almada es otra muestra de la censura que ejerce
Cablevisión. Después de cuatro años de su programa, Cablevisión le
exigió en la cláusula 20 del nuevo contrato que “Ni el periodista, ni
los invitados pueden criticar a Cablevisión ni a sus empresas
controladas o controlantes, quedando a criterio exclusivo de Cablevisión
si se cumple o no la cláusula”. Almada explica las razones de por qué
Clarín tiene tanto poder: “Cablevisión compró las dos compañías de cable
de Posadas. Las única posibilidad de hacer un programa con pretención
de ser visto es comprarle el espacio a Cablevisión” .
Conclusiones:el manejo monopólico de la empresa
El grupo Clarín continúa evadiendo la ley haciendo gala de su impunidad y
relaciones con sectores del poder judicial. Hay que implementar
completamente la Ley de Medios para comenzar a limitar el poder omnímodo
e impune que ostentan quienes durante décadas pusieron una pistola en
la cabeza de la democracia argentina. Ese día, se habrá empezado a hacer
justicia. A pesar del obstinado intento de los medios del grupo Clarín
de ser visto como protagonista de la libertad de expresión, cada vez
quedan menos dudas de su vinculación con los negociados más aberrantes
de nuestra historia. Cada vez que se investiga sobre su origen o su
desenvolvimiento actual queda claro que los medios son grupos
económicos. Pablo Llonto le hace un comentario a los panelistas de 678:
“Me sorprende el esfuerzo que hacen ustedes por tratar al grupo Clarín
como un medio”. Se adueñaron de Papel Prensa sobre una mesa de tortura.
Negociaron el control de la producción de papel a cambio del silencio de
sus páginas. En esta historia los asesinos siguen sueltos y gozan de
los beneficios de las riquezas generadas en circunstancias ilegales e
ilegítimas. Como se dice vulgarmente, el ladrón siempre vuelve a la
escena del crimen. Clarín lo hace con cada una de sus empresas.
Fibertel
Casi con la misma infraestructura que se presta el servicio de cable, se presta el servicio de Internet. La fusión de Cablevisión con Fibertel data de 2003. La licencia para brindar servicios de telecomunicaciones había sido otorgada a Fibertel, pero el 15 de enero de 2009, antes de que se aprobara la transferencia a favor de Cablevisión, Clarín disolvió esa sociedad en la Inspección General de Justicia (IGJ). A raíz de necesidades corporativas internas del grupo y eludiendo las normas legales existentes, Fibertel dejó de existir como persona jurídica y, mediante un acuerdo interno, el servicio de banda ancha lo pasó a prestar Cablevisión, informando de ello a la IGJ, organismo que no era el competente para autorizar el traspaso. De este modo, con una marca inexistente en el mercado y sin contar con la autorización correspondiente por parte de la Secretaría de Comunicaciones, la empresa siguió brindando el servicio. Todo esto terminó cuando el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, denunció la actitud ilícita por parte de Cablevisión y anunció la caducidad de la licencia de Fibertel a partir de la firma de la resolución 100/2010.
Eduardo Anguita
Lo que se concreta en la fusión Cablevisión-Multicanal en el 2007 arranca en los 90. Carlos Ávila era un pequeño empresario que hizo Torneos y Competencias y ve una veta. Consigue una pata con Clarín y obtiene la exclusividad de la trasmisión del fútbol con la AFA en el año 91. Empiezan a expandirse como dos grupos diferentes, por un lado estaba Eurnekian que tenía Cablevisión desde que el viejo tenía una empresa textil allá por el año 86-87. Cablevisión, que originalmente era una PyME pensada para una tecnología simplemente de distribución, empieza a convertirse en una empresa poderosa. Así empiezan los convenios entre EEUU, Argentina y España, convenios de reciprocidad que permitían tratar dinero que venía de esos países como si fueran inversiones argentinas, con reciprocidad. Total, no había ningún riesgo de que empresas argentinas se instalaran en Estados Unidos y España. Esa reciprocidad era una especie de burla. Cablevision empieza a expandirse hacia otros que venían acá con plata sucia. Acá llega un grupo llamado Hicks, Muse, Tate & Furst. Grupo inversor que después hace una operación intra negocio que lo convierte en Liberty Media, que se convierte en el principal accionista de Cablevisión. Esto tiene que ver con dinero que venía en negro de afuera pero sobre todo con dinero que salía sucio de la Argentina. El grupo Clarín empieza a extenderse haciendo lo que “el negro” Ávila hacía magistralmente, que era jugar de los dos lados del mostrador. Juega por un lado con el grupo Clarín, aparece Multicanal (que se había creado en el año 92) y empieza a crecer de la mano del fútbol. De ese modo crece Multicanal. Cablevisión crece de la misma manera. Ellos van con Liberty Media pagando el cable a precios absurdos. Sorprendentenmente llega diciembre del 2001. Sorprendentemente es entonces cuando el Grupo Clarín se posiciona muchísimo mas fuerte.
Victor Hugo Morales

¿Qué otra cosa ocurría en aquellos años de fútbol para pocos? El peor periodismo. Y, sobre todo, la posición dominante del grupo Clarín que empezó a darle protección a Julio Grondona, el hombre que les había entregado la llave del fútbol. De Grondona nunca se podía saber nada. Allanaban, lo investigaban, no salía una línea. Lo mismo que con Carlos Ávila que después se peleó con ellos, lo echaron de TyC, a él, al hombre que había inventado este muñeco espantoso del que ellos vivieron. ¿Y entonces que pasaba con los clubes? Los clubes adentro tenían que votar, Grondona necesitaba que esos dirigentes estén alineados con los intereses propios y los del grupo Clarín. Entonces no había controles. Por eso en el fútbol, hay instituciones que deben más de 200 millones de pesos. Se fueron fundiendo porque gastaban lo que querían, porque la AFA no los controlaba y ¿por qué no los controlaba la AFA? Para no enojar a los dirigentes, porque eran justamente ellos los que tenían que firmar cada dos o tres años un nuevo contrato de televisación. Era un código mafioso. Al amigo, al que firma, al que acuerda: protección. Si alguno se anima, pues inmediatamente irán sus periodistas de deportes, políticos, a investigar qué es lo que pasa en cada club. En 3 o 4 días desquiciaban a una institución. El que se animaba, terminaba perdiendo. Eso es mafia, como aquello de Al capone, decir “Vengo a ofrecerles protección”, por ejemplo una farmacia, “Pero yo no necesito protección”, “Pero la va a necesitar porque si usted no me paga, le voy a romper la farmacia”.
Desde el año 98 que vengo luchando con un cuchillo de madera contra este gigante, contra ese cáncer moral del país que es el grupo Clarín. Se han quedado con los contenidos de las productoras, con el servicio de internet, con la televisión por cable con posiciones absolutamente monopólicas, se han llevado por delante las cooperativas, los dirigentes, los clubes de fútbol, el derecho de la gente a ver lo que tenía para ver y por supuesto también, han conseguido amedrentar a todo periodismo que o les pertenece o si está en frente es objeto de todos los ataques que ellos puedan perpetrar. ¿Ustedes se acuerdan del tiempo en que se permitían transmitir mostrando sólo la tribuna en la televisión? Aquella ignominia era lo que le ofrecían a la gente cuando no podían ver el fútbol porque no tenían el codificado, le ponían la cámara frente a una tribuna mientras relataban el partido, ¿usted lo puede creer eso?
(Esta declaración se dio en el marco del Juicio Ético y Político al Grupo Clarín, donde Victor Hugo Morales participó como testigo general)
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